Es muy difícil saber transmitir los conocimientos adquiridos a lo
largo de toda una vida.
Mas aún cuando algunas de las conclusiones no son
—ni remotamente— definitivas, ya que están cercadas por la duda.
Por cierto, nada es absoluto en este mundo. Y menos aún podrían serlo los pensamientos de una persona, que se encuentra en la búsqueda del conocimiento. Para ella, lo que ayer fue tomado como una verdad, hoy bien podría ser considerado falso. A decir verdad, esta última apreciación solo es considerada cierta por el momento.
Por cierto, nada es absoluto en este mundo. Y menos aún podrían serlo los pensamientos de una persona, que se encuentra en la búsqueda del conocimiento. Para ella, lo que ayer fue tomado como una verdad, hoy bien podría ser considerado falso. A decir verdad, esta última apreciación solo es considerada cierta por el momento.
No se puede sostener con seriedad una posición como algo
irrebatible, pues esta conducta sería sospechosa de esconder una mentira, de la
que se espera sacar un provecho. O necedad, al no tener una versión mejor, que
fuera menos rebatible, se la seguirá sosteniendo hasta las últimas
consecuencias so riesgo de tener que aceptar el error.
Las mentes más simples no pueden sobrellevar una
vida en medio de la incertidumbre. De esta debilidad se aprovechan siempre otros,
carentes de escrúpulos, que captan a la gente debilitada, o agobiada, mediante
un lenguaje carente de dudas, basado por completo en afirmaciones.
Esta
actitud es universal: la emplean tanto en zonas donde el conocimiento del
auditorio es escaso y no hay quien pueda rebatirlas, como en ámbitos y situaciones
completamente increíbles, de gente cultivada.
Nadie
compraría un artefacto doméstico si el vendedor de la tienda le hiciera ver los
errores de diseño que posee o los riesgos de falla que conlleva; del mismo modo,
cualquier charlatán afirmará que mediante el reparto de cartas sobre un paño, tirando
dados o cualquier otra acción aleatoria, puede interpretar el futuro de una
persona u otras cuestiones personales por el estilo. A esta aseveración le
agregará un no comprobable estudio en profundidad de las artes subterráneas y
poderosísimas, que -según afirma- siempre manejaron a la humanidad desde las
sombras, que lo saben todo, de fuentes divinas o insospechables, etcétera. Lo
sobrenatural nunca falta en tales aseveraciones.
Estos
personajes jamás aceptarán duda alguna. Al verse acorralados por algún
escéptico, admitirán casi como confesión de amigos, que solo se trata de un inofensivo
timo.
Ante
estas explicaciones místicas o milagrosas siempre queda el camino del
razonamiento. Esta senda se nos presenta serpenteante, difusa, contradictoria,
enigmática, siempre incompleta. No da certezas.
Es a
través de la reflexión, que resulta posible analizar situaciones pasadas o de
plena actualidad, y como resultado de este ejercicio, es posible tener una
visión algo más clara de los acontecimientos.
No es
ajeno a este proceso el volumen de información disponible, fuera cierta o
falsa, ya que luego del análisis de la misma mediante el empleo de un proceso
lógico, se condenará al descarte a buena parte de aquello que se consideraba veraz.
La
conclusión, como se expresa más arriba, estará siempre inmersa en un mar de
dudas, pero dará como resultado contar con distintos escenarios como probables.
La sorpresa tendrá menos posibilidad de ocasionar daño.